Crucero por Lisboa Barcelona Inglaterra
Crucero por Europa
El próximo viaje del MSC PoesÃa es por el Mediterráneo. Arribando y zarpando desde Venecia, con paradas en Olimpia, Grecia; Izmir y Estambul, TurquÃa, y Dubrovnik, Croacia, la tarifa normal es US$ 1866, pero hay opciones desde 1318. Salida: 18/10/08
Los nuevos cruceros por el Viejo Continente Europeo
Antes de la partida en Dover, Inglaterra, todavÃa nevaba. La primavera europea se hacÃa esperar, pero eso no opacó la fiesta de inauguración, durante dos dÃas, con la nave anclada en el puerto. Si un barco nuevo es siempre noticia, uno de 93 toneladas, 15 pisos y casi 300 metros de eslora es un gran acontecimiento.
Con invitados de lujo, todos con smoking o vestido largo, el encuentro tuvo su punto culminante a la medianoche del 6 de abril último, momento exacto de la botadura. Minutos antes, la cuenta regresiva se escuchó en cada salón, durante un festejo similar al de Año Nuevo, o a una boda interminable con SofÃa Loren, madrina de MSC, y el capitán del barco como figuras centrales.
Pero la mayorÃa de los 500 invitados se bajó antes de zarpar, al mismo tiempo que subÃan los verdaderos pasajeros, más de 2000 personas dispuestas a disfrutar de sus vacaciones en el mar, alternando la vida a bordo con la visita a ciudades hermosas: Cork, en Irlanda; Lisboa, y Barcelona. El barco seguirÃa luego hacia Venecia, con parada en Nápoles y Dubrovnik, entre otras.
Una ventaja indiscutible de viajar en crucero es no tener que armar y desarmar valijas. Y tratándose del Viejo Continente, el precio es también un punto clave: como los paquetes incluyen hospedaje, comidas, tickets aéreos y entretenimiento, el euro alto se sufre menos. Claro que una parte importante del viaje es navegación; sólo algunos dÃas se pisa suelo europeo, dependiendo del itinerario. Pero la propuesta es justamente el mix : ofrecer de todo a bordo para que el viajero tome al barco como un destino en sà mismo.
Con invitados de lujo, todos con smoking o vestido largo, el encuentro tuvo su punto culminante a la medianoche del 6 de abril último, momento exacto de la botadura. Minutos antes, la cuenta regresiva se escuchó en cada salón, durante un festejo similar al de Año Nuevo, o a una boda interminable con SofÃa Loren, madrina de MSC, y el capitán del barco como figuras centrales.
Pero la mayorÃa de los 500 invitados se bajó antes de zarpar, al mismo tiempo que subÃan los verdaderos pasajeros, más de 2000 personas dispuestas a disfrutar de sus vacaciones en el mar, alternando la vida a bordo con la visita a ciudades hermosas: Cork, en Irlanda; Lisboa, y Barcelona. El barco seguirÃa luego hacia Venecia, con parada en Nápoles y Dubrovnik, entre otras.
Una ventaja indiscutible de viajar en crucero es no tener que armar y desarmar valijas. Y tratándose del Viejo Continente, el precio es también un punto clave: como los paquetes incluyen hospedaje, comidas, tickets aéreos y entretenimiento, el euro alto se sufre menos. Claro que una parte importante del viaje es navegación; sólo algunos dÃas se pisa suelo europeo, dependiendo del itinerario. Pero la propuesta es justamente el mix : ofrecer de todo a bordo para que el viajero tome al barco como un destino en sà mismo.
Especialidad italiana
La primera noche, Lauro, el camarero, toma los pedidos sin hacer comentarios. El menú es de seis pasos, pero aceptar todos es una exageración. El lo sabe, pero no dice nada.
Hay tres opciones de entrada, una ensalada, dos sopas posibles, una pasta o risotto -la elección más difÃcil de cada noche, porque ambos son increÃbles- y tres platos principales, por ejemplo: filet vacuno a la pimienta verde, pechuga de pollo Villa d Este, con queso, jamón y espárragos, y tarta de alcauciles. Después, tres postres.
Lauro anota y va sirviendo. Pero a medida que pasan los dÃas se anima no sólo a sugerir qué opciones pueden ser del gusto de cada uno de sus pasajeros, sino también a elegir casi en su lugar, recomendando con sabidurÃa. Ya conoce sus preferencias, tras toda la semana con ellos.
Misma mesa, mismo horario, mismo mozo. Si para muchos viajeros es demasiado estructurado, la mayorÃa de los cruceristas lo vive como parte fundamental del descanso, tomando la menor cantidad de decisiones posibles. Al mediodÃa, la opción es buffet, igual que en el desayuno, cuando no se lo pide en el camarote (sin costo adicional). Y hay otras dos comidas a bordo: el té de la tarde, en el puente 11, y las sorpresas de medianoche , sándwiches servidos en todos los salones.
Después de la cena empieza el espectáculo central, cada noche, en un teatro con capacidad sorprendente: 1250 personas. Hay artistas que salen de gira con el barco, otros que suben y bajan en puertos intermedios. "Lo importante es que sean talentosos e internacionales, y que si tienen que hablarle al público, que lo hagan rápido, para que se pueda traducir en simultáneo", comenta Ketti Tacerbi, directora del crucero. En el elenco hay trapecistas y bailarines, una gran contorsionista rusa y el llamado rey del tap, Marcel Penaux, entre otros.
Casi todo se repite en cinco idiomas: italiano, inglés, alemán, español y francés, generalmente en ese orden; mientras que si un pasajero es chino o brasileño también recibirá el programa en su lengua, todas las noches en su camarote. Esta agenda permite conocer las actividades del dÃa siguiente, como lecciones de baile, juegos de salón, torneos de cartas, encuentros de metegol, taller de manualidades, fiesta de disfraces y shows de cruceristas.
Hay propuestas, desde las 9 hasta la medianoche, comandadas por los incansables animadores. Muchos turistas se suman, otros nunca lo harán; prefieren quedarse en la cubierta o disfrutando de los espacios más silenciosos.
Antes de la cena, la mayorÃa de los salones está colmada, porque suele haber música en vivo. Al recorrer los pisos 6° y 7° de una punta a la otra, se puede disfrutar, por ejemplo, de muy buen jazz en el Wine Bar, el cuarteto romano Open Jazz se luce; un tenor o una soprano en el hall central, y música de los años 50 en el Piano Bar. El clima cambia por completo de un ambiente a otro, en pocos metros.
El Zebra Bar es el salón más grande, aunque no es buen momento para visitarlo, a menos que uno quiera terminar en el trencito de un tempranero carnaval carioca. Mejor ir hacia el Moulin Rouge, donde se presenta KT Tunstall -sólo una tarde, lamentablemente-, figura del pop-folk escocés.
La primera noche, Lauro, el camarero, toma los pedidos sin hacer comentarios. El menú es de seis pasos, pero aceptar todos es una exageración. El lo sabe, pero no dice nada.
Hay tres opciones de entrada, una ensalada, dos sopas posibles, una pasta o risotto -la elección más difÃcil de cada noche, porque ambos son increÃbles- y tres platos principales, por ejemplo: filet vacuno a la pimienta verde, pechuga de pollo Villa d Este, con queso, jamón y espárragos, y tarta de alcauciles. Después, tres postres.
Lauro anota y va sirviendo. Pero a medida que pasan los dÃas se anima no sólo a sugerir qué opciones pueden ser del gusto de cada uno de sus pasajeros, sino también a elegir casi en su lugar, recomendando con sabidurÃa. Ya conoce sus preferencias, tras toda la semana con ellos.
Misma mesa, mismo horario, mismo mozo. Si para muchos viajeros es demasiado estructurado, la mayorÃa de los cruceristas lo vive como parte fundamental del descanso, tomando la menor cantidad de decisiones posibles. Al mediodÃa, la opción es buffet, igual que en el desayuno, cuando no se lo pide en el camarote (sin costo adicional). Y hay otras dos comidas a bordo: el té de la tarde, en el puente 11, y las sorpresas de medianoche , sándwiches servidos en todos los salones.
Después de la cena empieza el espectáculo central, cada noche, en un teatro con capacidad sorprendente: 1250 personas. Hay artistas que salen de gira con el barco, otros que suben y bajan en puertos intermedios. "Lo importante es que sean talentosos e internacionales, y que si tienen que hablarle al público, que lo hagan rápido, para que se pueda traducir en simultáneo", comenta Ketti Tacerbi, directora del crucero. En el elenco hay trapecistas y bailarines, una gran contorsionista rusa y el llamado rey del tap, Marcel Penaux, entre otros.
Casi todo se repite en cinco idiomas: italiano, inglés, alemán, español y francés, generalmente en ese orden; mientras que si un pasajero es chino o brasileño también recibirá el programa en su lengua, todas las noches en su camarote. Esta agenda permite conocer las actividades del dÃa siguiente, como lecciones de baile, juegos de salón, torneos de cartas, encuentros de metegol, taller de manualidades, fiesta de disfraces y shows de cruceristas.
Hay propuestas, desde las 9 hasta la medianoche, comandadas por los incansables animadores. Muchos turistas se suman, otros nunca lo harán; prefieren quedarse en la cubierta o disfrutando de los espacios más silenciosos.
Antes de la cena, la mayorÃa de los salones está colmada, porque suele haber música en vivo. Al recorrer los pisos 6° y 7° de una punta a la otra, se puede disfrutar, por ejemplo, de muy buen jazz en el Wine Bar, el cuarteto romano Open Jazz se luce; un tenor o una soprano en el hall central, y música de los años 50 en el Piano Bar. El clima cambia por completo de un ambiente a otro, en pocos metros.
El Zebra Bar es el salón más grande, aunque no es buen momento para visitarlo, a menos que uno quiera terminar en el trencito de un tempranero carnaval carioca. Mejor ir hacia el Moulin Rouge, donde se presenta KT Tunstall -sólo una tarde, lamentablemente-, figura del pop-folk escocés.
Cork parece ideal para visitar en crucero, ya que suele quedar al margen de los viajes por Europa y, si bien es la segunda ciudad después de DublÃn, no es tan grande como para quedarse con ganas de caminar.
Ninguna ciudad se conoce en un dÃa, pero en algunos destinos se puede obtener una buena mirada. Las ocho horas en tierra alcanzan para conocer el simpático English Market, dos catedrales y el antiguo centro financiero South Mall. También, almorzar en el cálido Scoozi, en un callejón lleno de restaurantes, entre las calles Winthrop y Maylor. Y si hay tiempo, revisar los mails, ya que la hora de conexión en el barco cuesta... ¡24 euros! Por lejos, lo más costoso de la vida a bordo.
Como el tren de regreso al puerto demora 25 minutos, dejar el centro a las 16.30 es una decisión acertada, porque hasta las 17.30 se puede subir al barco. Conocer los horarios del transporte local es clave, si uno recorre los sitios por su cuenta y no quiere quedarse en tierra. Para conocer las ciudades, otra opción es contratar las excursiones del propio crucero.
A las 18, suena la bocina, el barco zarpa y la despedida asombra. Desde los balcones y la cubierta de esta ciudad flotante y modernÃsima, los pasajeros saludan a cientos de personas que, frente a casas de más de cien años, también agitan brazos y pañuelos.
En el caso de Lisboa, el puerto está a sólo diez minutos del centro. Conviene comprar un pase diario para el transporte local, que cuesta 4 euros y permite no sólo llegar hasta la Cidade Baixa, sino también tomar allà el famoso Ascensor de Santa Justa hasta el pintoresco Barrio Alto y luego, por ejemplo, tomar un tranvÃa hasta el castillo San Jorge.
Nuevamente en el barco, la gente se despide de la ciudad desde la cubierta, para aprovechar el calorcito. También desde allà se podrá disfrutar del paso por el Estrecho de Gibraltar, viendo tierra a ambos lados a medida que avance la nave, con destino a Barcelona.
Ninguna ciudad se conoce en un dÃa, pero en algunos destinos se puede obtener una buena mirada. Las ocho horas en tierra alcanzan para conocer el simpático English Market, dos catedrales y el antiguo centro financiero South Mall. También, almorzar en el cálido Scoozi, en un callejón lleno de restaurantes, entre las calles Winthrop y Maylor. Y si hay tiempo, revisar los mails, ya que la hora de conexión en el barco cuesta... ¡24 euros! Por lejos, lo más costoso de la vida a bordo.
Como el tren de regreso al puerto demora 25 minutos, dejar el centro a las 16.30 es una decisión acertada, porque hasta las 17.30 se puede subir al barco. Conocer los horarios del transporte local es clave, si uno recorre los sitios por su cuenta y no quiere quedarse en tierra. Para conocer las ciudades, otra opción es contratar las excursiones del propio crucero.
A las 18, suena la bocina, el barco zarpa y la despedida asombra. Desde los balcones y la cubierta de esta ciudad flotante y modernÃsima, los pasajeros saludan a cientos de personas que, frente a casas de más de cien años, también agitan brazos y pañuelos.
En el caso de Lisboa, el puerto está a sólo diez minutos del centro. Conviene comprar un pase diario para el transporte local, que cuesta 4 euros y permite no sólo llegar hasta la Cidade Baixa, sino también tomar allà el famoso Ascensor de Santa Justa hasta el pintoresco Barrio Alto y luego, por ejemplo, tomar un tranvÃa hasta el castillo San Jorge.
Nuevamente en el barco, la gente se despide de la ciudad desde la cubierta, para aprovechar el calorcito. También desde allà se podrá disfrutar del paso por el Estrecho de Gibraltar, viendo tierra a ambos lados a medida que avance la nave, con destino a Barcelona.
Hay lista de espera en la peluquerÃa del piso 13°. Los coiffeur cubanos no dan abasto: hoy es noche de gala.
En general, la recomendación para la cena es ropa formal, con o sin corbata. Pero dos o tres veces durante el viaje, el PoesÃa propone vestirse gala, para compartir un cóctel con el capitán o saborear un menú más sofisticado.
Un piso más arriba se ubican los juegos electrónicos y la disco. Los viajes en familia encuentran en los cruceros un marco de tranquilidad ideal para que cada uno disfrute con los suyos, pero también de manera independiente. Es común ver adolescentes todo el tiempo juntos, que se conocieron durante los primeros dÃas en actividades planeadas para que se conozcan.
Junto a la sala de belleza está el spa. También el gimnasio, para los que necesitan más ejercicio que el de ir y venir 300 metros todo el dÃa, de una punta a la otra
En general, la recomendación para la cena es ropa formal, con o sin corbata. Pero dos o tres veces durante el viaje, el PoesÃa propone vestirse gala, para compartir un cóctel con el capitán o saborear un menú más sofisticado.
Un piso más arriba se ubican los juegos electrónicos y la disco. Los viajes en familia encuentran en los cruceros un marco de tranquilidad ideal para que cada uno disfrute con los suyos, pero también de manera independiente. Es común ver adolescentes todo el tiempo juntos, que se conocieron durante los primeros dÃas en actividades planeadas para que se conozcan.
Junto a la sala de belleza está el spa. También el gimnasio, para los que necesitan más ejercicio que el de ir y venir 300 metros todo el dÃa, de una punta a la otra
Como en el precio del crucero no se incluye bebidas alcohólicas, cócteles, refrescos ni agua mineral, lo ideal es comprar packs de bebidas, que reducen mucho los costos, en lugar de pagar bebidas individualmente
Tampoco están incluidos los gastos médicos. Por eso es recomendable contratar un seguro de viaje, también contra la pérdida o daño del equipaje y efectos personales, cancelación del viaje y desembarque por razones médicas de urgencia
Etiquetas: crucero europa sin visa, cruceros, europa
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